sábado, 1 de mayo de 2010

¿QUÉ ERA UN CLIENTE?

Un cliente era un hombre libre que rendía homenaje al padre de familia. Podía ser rico o pobre, a veces, incluso, más rico que su patrón. Se podían distinguir cuatro clases:

- Los que querían hacer una carrera pública y contaban con el apoyo del patrón.
- Los hombres de negocios, que estaban favorecidos por la influencia política del patrón.
- Los intelectuales (poetas, filósofos) que para vivir contaban con la limosna del patrón.
- Los que aspiraban a heredar, aunque perteneciesen a una capa social similar a la del patrón.

La "salutatio" matinal era un rito y faltar a él hubiera sido traicionar el vínculo de las "clientelas". Se ponían vestidos de ceremonia ("toga") y cada visitante recibía simbólicamente una especie de propina ("sportula"), que a los pobres les permitía comer. Los clientes eran admitidos en la antecámara del patrón según una jerarquía rígida y éste tenía una gran autoridad moral sobre ellos.

La casa, la familia, impartía sobre todos sus miembros un gran peso, y a través de ellos se ejercía el poder social y el político.

También se ejercía a través de la autoridad del jefe de la familia una influencia importante. De esta forma, durante la época de las persecuciones contra los cristianos, familias enteras (incluidos sus esclavos, libertos y clientes) se convirtieron al cristianismo o, en el extremo opuesto, apostataron asustados por los castigos.

Estar ligado a un "patrón" notable era la manera de participar en el gobierno de la ciudad. En el mundo romano los notables constituían el Senado y los Consejos de la red de ciudades del Imperio, y a través de ellos sus clientes compartían el poder político y participaban de su prestancia social. De esta manera se fue tejiendo una tupida y complicada red de influencias políticas, sociales y económicas. Muchos notables se proponían tener su red de clientes en una ciudad determinada, de forma que pudieran influir en el poder político y en el gobierno de ésta.

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