A la mujer romana le gustaba cuidarse y embellecerse, por lo que es frecuente el hallazgo de objetos de tocador y de adorno femeninos:
- espejos de metal pulido
- peines de madera, de marfil o de hueso
- agujas para sujetar el cabello
- pinzas de depilar
- tarros para cosméticos
- frascos de vidrio o de alabastro para ungüentos y perfumes
Las joyas y adornos se caracterizan por su policromía y sencillez:
- anillos
- collares
- largas cadenas de oro
- brazaletes en forma de serpiente
- pendientes, hebillas y broches, elaborados con perlas, piedras y metales preciosos; también se encuentran más modestos, de bronce y con falsas gemas de vidrio (lo que ahora denominaríamos bisuteria).
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