La civilización minoica surgió en la isla de Creta entre el 3000 y el 1400 a.C. Su nombre se debe a su descubridor, Arthur Evans, que relacionó el palacio más representativo de esta civilización, el de Cnosos, con el palacio del rey Minos y la leyenda del Minotauro. La realidad es que se desconoce el gentilicio con el cual se denominaban a sí mismos los habitantes de la isla de Creta. Por los restos que nos han dejado, podemos deducir que no eran un pueblo belicoso con ansias de conquistas y expansión imperialista. No tenemos noticias de la existencia de un ejército minoico y ni siquiera aparecen restos arqueológicos de armas. Sus palacios carecen de murallas o cualquier otro sistema defensivo.
Su dominio del mar lo hicieron de manera pacífica y con fines absolutamente comerciales gracias a su situación estratégica entre las islas Cícladas, Grecia y Egipto. Sus naves llegaron hasta Sicilia y Cerdeña por el Oeste y hasta las costas de Palestina por el Este, abriendo rutas comerciales para cambiar sus productos, aceite de oliva, vino y azafrán, a cambio de metales y piedras preciosas.
Hacia el año 1400 a.C., cuando estaba en su apogeo, la civilización minoica desapareció misteriosamente debido a algún desastre natural provocado por un volcán o un tsunami, o quizá sucumbieron ante las invasiones de los micénicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario