Aracne vivía en una pequeña aldea de Lidia. Aracne era una joven tejedora que había alcanzado gran fama por la belleza de sus tejidos y por la habilidad de sus manos. Alcanzaba tanta perfección en tejer que todos pensaban que sólo lo podía haber aprendido de Atenea. Aracne protestaba diciendo que nadie le había enseñado y que su arte era fruto sólo de su esfuerzo.
Entonces, Atenea se presentó ante Aracne como una anciana y le aconsejó que debía ser más humilde y no despreciar a los dioses, pues ningún mortal alcanza la perfección sin su ayuda. Aracne despreció a la anciana y retó a la diosa gritando que nada debía a Atenea y que ella misma era mejor tejedora y que sus tapices eran los más hermosos.
Atenea se llenó de ira y recobrando su figura de diosa exigió a la joven que retirara sus palabras y le pidiera perdón, pero Aracne mantuvo su reto. Entonces, la diosa y la mortal empezaron a tejer; la diosa Atenea tejió un hermosísimo tapiz con la escena de su enfrentamiento con Posidón y adornó las esquinas con 4 ejemplos de los castigos recibidos por los mortales que se enfrentaron a los dioses.
El tapiz de Aracne no era menos hermoso, pero las escenas ridiculizaban a Zeus (padre de Atenea). Entonces, Atenea rasgó el tapiz y le golpeó en la frente con la lanzadera; así, Aracne se volvió loca y se colgó de una viga. Cuando estaba a punto de morir, la diosa, reconociendo la perfección de Aracne, la permitió vivir, pero transformada en una araña. De esta manera Aracne sigue practicando su arte.
lunes, 13 de febrero de 2012
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